Antonio García Vicente
TECNOLOGÍA

Un prodigio español de la programación de 15 años atrae la atención internacional

Antonio García Vicente es un individuo poco común que domina varios lenguajes. Con sólo 15 años, habla dos idiomas convencionales y conoce al menos cuatro lenguajes de programación. Estos conocimientos le permiten comunicarse con los ordenadores utilizando diversos comandos y códigos.

Antonio cuenta que aprendió a programar en un curso de programación básica para niños y niñas. Antonio empezó a interesarse por la programación a los seis años, tras asistir al Día de Scratch organizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Scratch, la mayor comunidad de programación para niños del mundo, le pareció un lenguaje de programación accesible con una interfaz visual sencilla, que le ayudó a comprender los fundamentos de la programación y a desarrollar el pensamiento computacional. Antonio continuó su viaje por la programación uniéndose al Club de Jóvenes Programadores de la Universidad de Valladolid, donde tuvo la oportunidad de colaborar con otros niños de ideas afines y trabajar en varios proyectos.

Las posibilidades son infinitas

para ayudar a los niños a comprender los conceptos básicos de la programación
Scratch usa bloques de colores para ayudar a los niños a comprender los conceptos básicos de la programación

Antonio explica:

“Las posibilidades son infinitas. Puedes crear cualquier cosa, desde un juego hasta un cuento o un programa de matemáticas. Eso es lo que más me atrae”.

Ya ha realizado más de cien proyectos de programación, incluidos videojuegos y aplicaciones para móviles que integran robótica e inteligencia artificial. Sus proyectos suelen promover la sensibilización social, la conciencia medioambiental y la educación.

Antonio está muy orgulloso de uno de sus proyectos, una aplicación móvil que promociona su ciudad natal, Villanubla. La aplicación utiliza inteligencia artificial para reconocer imágenes de los principales monumentos de la localidad, como la iglesia, la Casa de la Cultura y la ermita, y ofrece información sobre el lugar, incluidos los horarios de apertura y la historia.

La programación abre puertas

Antonio fue seleccionado como orador de TEDx cuando solo tenía ocho años
Antonio fue seleccionado como orador de TEDx cuando solo tenía ocho años

Las excepcionales aptitudes y talento de Antonio para la programación fueron reconocidas muy pronto, cuando fue elegido para dar una charla en una conferencia TEDx centrada en Tecnología, Entretenimiento y Diseño, cuando aún era miembro del Young Coders Club. Por aquel entonces sólo tenía ocho años, y ser el participante más joven en una charla de este tipo supuso algunos retos, como encontrar un micrófono adecuado a su tamaño. A pesar de ello, Antonio pronunció un discurso impresionante en el evento TEDx Youth de Valladolid, España, que dejó boquiabiertos a los 400 asistentes.

Belén Viloria, embajadora de TEDx, quedó impresionada por la facilidad de palabra de Antonio y su capacidad para transmitir valores e ideas. Destacó que Antonio está marcando una gran diferencia en su comunidad a través de la tecnología, la educación y la promoción del progreso. Antonio considera la experiencia fantástica y una puerta a muchas otras oportunidades.

Encontrar el equilibrio adecuado

Antonio ha trabajado en más de cien proyectos de programación
Antonio ha trabajado en más de cien proyectos de programación

Antonio admite que codificar puede ser adictivo, sobre todo cuando se encuentra con un código que no funciona. Se encuentra pensando en ello todo el tiempo, incluso durante las clases o mientras juega al fútbol. Siempre se le ocurren nuevas formas de resolver el problema, lo que le mantiene enganchado al proyecto.

Antonio se las arregla para integrar su amor por la programación con sus estudios y otras actividades, tratándolo como cualquier otra actividad extraescolar, como jugar al fútbol. Aunque el proceso de programación puede ser arduo e intrincado, Antonio cree que la sensación de logro que experimenta cuando finalmente lo resuelve hace que todo merezca la pena.

“La satisfacción de conseguir que el código funcione es tremenda”, comenta.

A medida que el mundo digital avanza a un ritmo vertiginoso, tener conocimientos de programación se ha convertido en un activo cada vez más valioso. Antonio, que empezó a programar a los seis años, va muy por delante. A sus 15 años, ve sus proyectos de programación como una preparación para un futuro en el que todo estará digitalizado.